Surge entonces la pregunta, ¿Es el Colegio Inglés un colegio inclusivo? ¿Están preparados los docentes para que sus clases sean inclusivas y atiendan a la diversidad de estudiantes? ¿Están preparados los inspectores para hacer inclusión? ¿Están preparados los directivos preparados para cumplir un rol orientador y de apoyo en una escuela inclusiva?
Para resolver estas preguntas y otras que se pudieran presentar, se hace necesario realizar, como comunidad educativa, un proceso de introspección que permita ver como se está haciendo, que falta y que demanda la inclusión educativa. Más que ponerse nerviosos por tener que ser una escuela inclusiva se debe considerar como una oportunidad para valorar las propias fortalezas y capacidades, identificar debilidades y buscar estrategias para potenciar el trabajo en equipo y crecer profesionalmente.
Claudia Mattus, investigadora de la UC, sostiene que “un profesor detenta un gran poder, que consiste en generar espacios que sean seguros y con igualdad de derechos para todos y todas…” esto implica que los docentes pueden definir y establecer criterios para la toma de las mejores decisiones pedagógicas para enfrentar este nuevo escenario educativo.
Se hace necesario entonces romper las barreras para el aprendizaje, reflexionar y buscar las estrategias para enfrentar un nuevo modelo de escuela. ¡LA ESCUELA INCLUSIVA!